COGNITIVE Banking: repensando la inclusi

Escrito por: Paula Franco - Abogada con Maestría en Derecho Económico de la Pontificia Universidad Javeriana

COGNITIVE Banking: repensando la inclusi

La inclusión financiera es una problemática que ha sido objeto de discusión constante por los países, y se ha ubicado como una prioridad dentro de las agendas de formulación de políticas públicas en países como el nuestro, ya que sistemas financieros inclusivos propulsan la equidad y generan oportunidades de desarrollo. En este sentido, el mundo se está moviendo hacia la existencia de una variedad de servicios financieros de calidad, destinados a todos aquellos que puedan usarlos, por múltiples proveedores, para clientes financieramente capacitados[1].  

Una mayor cobertura de los servicios financieros ayuda a las personas de menores recursos a acceder a fuentes de financiación de su consumo, liberando ingresos para invertir en aspectos fundamentales como su educación. También, permite que la población se asegure frente a determinados riesgos cuyo cubrimiento puede llegar a ser muy costoso con las alternativas de aseguramiento tradicionales, e incentiva a las personas a ahorrar. Adicionalmente, permite que las empresas pequeñas y medianas puedan aumentar sus inversiones en capital y crecer. En este sentido, la inclusión financiera no sólo contribuye a reducir la inequidad del ingreso sino también al crecimiento económico sostenible.

 A nivel mundial, según el informe del Global Findex del Banco Mundial el 62% de los adultos reportó tener una cuenta en una entidad financiera o en un proveedor de dinero móvil en el 2014, frente al 51% en 2011. Sin embargo, este indicador sigue siendo dispar entre las economías del mundo: En aquellas de mayores ingresos que pertenecen a la OCDE el 94% de los adultos reportó tener una cuenta en el año 2014 mientras que en las economías en desarrollo sólo el 54% lo hizo. También, se observan disparidades entre las regiones[2]

Esta tendencia mundial se replica también en Colombia, donde se ha mantenido una evolución positiva en la tenencia de productos financieros por parte de individuos y empresas. Tan es así que al terminar el 2015, el indicador de inclusión financiera llegó a 76,3% (24,9 millones de adultos con algún producto financiero). Así las cosas, entre 2014 y 2015, el número de personas con algún producto financiero en el total de entidades, creció en 1,2 millones de adultos que constituyen un crecimiento anual de 5,1%. Además, entre 2011 y 2015, el número de empresas con algún producto financiero aumentó de 502.202 a 726.775 empresas[3].

 Con este panorama es claro que, aunque se ha avanzado, todavía hace falta camino por recorrer en materia de inclusión financiera, y ya se identificado que uno de los principales aliados de este tipo de iniciativas es la tecnología, la cual no sólo está permeando en diferentes aspectos de los negocios sino que está transformando la forma de ver el mundo de las personas.         

Aquí es donde se considera que la utilización de plataformas de tecnología cognitiva capaces de analizar gran cantidad de datos no estructurados, procesar lenguaje y lo más importante: aprender, puede cambiar todas las reglas de juego en materia de inclusión financiera. 

Piénsese, por ejemplo, que pudiéramos compilar todos los datos sobre transacciones recolectados por las cooperativas, los establecimientos de crédito, las sociedades especializadas en depósitos y pagos electrónicos, las pasarelas de pago, entre otras, analizarlos de manera que se pudiera establecer las preferencias individuales de cada persona y realizar recomendaciones sobre esto. 

La utilización de este tipo de plataformas de tecnología acercaría a las personas a los productos financieros porque les permitiría conocer: i) que existen; ii) sus características; y iii) que son útiles para las transacciones que realizan diariamente. 

Frente al primer y segundo punto es necesario resaltar que, a pesar de los esfuerzos que se realizan desde la Superintendencia Financiera, las agremiaciones y otras organizaciones, la educación financiera no logra llegar a la totalidad de la población, no se refiere a la multiplicidad de productos financieros que existen, y en general, resulta incompleta a efectos de que las personas tomen una decisión financiera informada en un momento determinado. No obstante, esto cambiaría radicalmente si una plataforma objetiva, con la capacidad de analizar grandes cantidades de datos (big data), que aprendiera sobre nuestras condiciones personales particulares pudiera darnos recomendaciones personalizadas. 

Por ejemplo, en el caso de un préstamo podría: i) sugerir qué tipo de préstamo puede ser útil según nuestro objetivo o momento en la vida (microcrédito, de consumo, etc), ii) analizar y comparar las tasas de interés ofrecidas para ese tipo de préstamo por cada entidad financiera y contrastarlas con nuestra capacidad de endeudamiento y pago; y iii) dirigirnos a la página web de cada una de estas entidades o suministrarnos un teléfono u otro mecanismo de contacto para iniciar la solicitud con un asesor comercial. 

Ahora bien, el último punto sobre la utilidad de los servicios financieros se considera especialmente relevante teniendo en cuenta que se busca una inclusión financiera sostenible, es decir, que las personas adquieran los productos financieros y sean activos en su uso. 

En este sentido, aunque el número de adultos con algún producto activo o vigente para el año 2015 aumentó en 1,24 millones de adultos, es decir, un crecimiento anual de 6,3%[4], y en el caso de las empresas con productos financieros activos el total fue de 40.917 empresas que equivale a un crecimiento anual de 8,1%[5], es posible observar que sigue existiendo una brecha de casi el 12% y el 6% respectivamente entre esta cifra y el indicador general de inclusión financiera. Es decir, las personas y empresas adquieren los productos pero dejan de usarlos, y un motivo para esto puede ser que en un primer lugar estos no respondían a sus necesidades o expectativas individuales, asunto que podría verse mitigado con el uso de tecnología cognitiva. 

Las recomendaciones iniciales podrían ser enviadas a una gran cantidad de personas a través de un correo electrónico o un mensaje de texto enviado a sus teléfonos celulares. Nótese que al término del primer trimestre de 2016, el número de abonados en servicio de telefonía móvil en Colombia alcanzó un total de 57.292.621, y un índice de penetración del 117,5%. También, al término del primer trimestre de 2016, el número total de accesos por suscripción a Internet móvil es de 8.041.314, por su parte, el número total de abonados a Internet móvil por demanda es de 13.033.155[6].

Incluso, después de ese primer contacto inicial, las personas podrían alimentar los datos crudos que se recopilen de las entidades con su propio input sobre sus preferencias, dado que la plataforma puede procesar lenguaje y aprender. Precisamente, la idea detrás los Congnitive Banks es introducir al sector financiero en la tendencia a la personalización y digitalización que está dominando los demás sectores[7]

Con la utilización de esta tecnología en una política pública para la inclusión financiera se puede lograr que sectores de la población donde se identifican problemáticas particulares de inclusión financiera conozcan los productos que pueden satisfacer sus necesidades, y los adquieran de manera ágil y eficiente. Por ejemplo, en el Informe de Inclusión Financiera 2015 se señala que “[s]e identificaron productos con porcentajes muy pequeños de usuarios activos jóvenes. Algunos ejemplos son las cuentas CAE (0,8%), otros productos de ahorro (3,2%), cuentas corrientes (0,9%) y todos los productos de crédito siendo particularmente baja su participación en el caso del crédito de vivienda (0,7%)”, es posible que la utilización de tecnología cognitiva no sólo despierte el interés de los jóvenes en la búsqueda de fuentes de financiación para los proyectos propios de cada etapa de su vida sino que esto incentive a las entidades a crear alternativas que respondan de manera más adecuada a las necesidades de ese nicho de mercado. 

También, se puede lograr mayor inclusión en las áreas rurales, donde se ha identificado que hay menos personas con una cuenta de ahorros activa[8], porque para conocer los productos financieros las personas sólo necesitarán interactuar con la plataforma y la misma puede ayudarlos a ponerse en contacto con la entidad que los ofrezca en las condiciones que se ha identificado que son más recomendables para ese cliente en particular. 

En conclusión, la tecnología cognitiva sería una herramienta muy importante de inclusión financiera porque se concentra en la parte fundamental de una relación de servicios: las personas. Se trata de cambiar las reglas de juego de los negocios financieros para que todos puedan acercarse a los productos porque saben que serán a su medida. En palabras de Allan Harper: “It’s banking for the right person, at the right price and the right time”[9].

 

[1] Center for Financial Inclusion. Meeting Client Needs with Access and Quality by 2020. Disponible en: http://www.centerforfinancialinclusion.org/fi2020/about-fi-2020
[2] World Bank. The Global Findex Database 2014. Measuring Financial Inclusion around the World. Disponible en: http://documents.worldbank.org/curated/en/187761468179367706/pdf/WPS7255.pdf#page=3
[3] Superintendencia Financiera de Colombia y Banca de Oportunidades. Reporte Inclusión Financiera 2015, p.11 y 56.
[4] Superintendencia Financiera de Colombia y Banca de Oportunidades. Reporte Inclusión Financiera 2015, p.44 y 56.
[5] Ibídem, p. 56.
[6] Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Boletín Trimestral de las TIC. Cifras Primer Trimestre 2016. Disponible en: http://madcritter.com/asomovil/wp-content/uploads/2016/09/CIFRAS-PRIMER-TRIMESTRE-2016.pdf
[7] Banking Technology (5 de agosto de 2016). The future of banking is here: cognitive banking. Disponible en: http://www.bankingtech.com/502582/the-future-of-banking-is-here-cognitive-banking/
[8] El Reporte de Inclusión Financiera 2015 señala: “Mientras en las ciudades este indicador fue de 65.020 individuos por cada 100.000 adultos, se observó una marcada reducción en los otros tipos de municipios, siendo de 29.697 en municipios intermedios, 15.043 en municipios rurales y 9.846 en municipios rurales dispersos”.  Superintendencia Financiera de Colombia y Banca de Oportunidades. Reporte Inclusión Financiera 2015, p.49.
[9] Harper, A. (12 oct. 2015). Three Ways A Cognitive Bank Will Help Manage Your Life. Forbes Brand Voice. Disponible en: http://www.forbes.com/sites/ibm/2015/10/12/three-ways-a-cognitive-bank-will-help-manage-your-life/#bd598981e039

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