CIUDADES SOSTENIBLES: UN COMPROMISO PARA 2050
CIUDADES SOSTENIBLES: UN COMPROMISO PARA 2050
POR: LIDYA MABEL CASTILLO SANABRIA Abogada de la Universidad de la Sabana (Colombia), Antropóloga Urbana de la URV (España), Abogada Internacional del ISDE (España). Especialista en Estudio de Títulos Inmobiliarios, legalización de garantías hipotecarias, consultor legal externo para entidades bancarias, financieras, constructores e inmobiliarias.
Marzo es el mes de la sostenibilidad, término que también se aplica a las ciudades. Por ello, hare un breve recorrido desde su definición hasta los diversos compromisos generados en torno a este tema.
Como “ciudad sostenible” entendemos aquella que ofrece calidad de vida a los habitantes al tiempo que vela por su bienestar presente y futuro. Pero, este nuevo formato de ciudad se ha visto impulsado por la superpoblación de las zonas urbanas, y despoblación en lo rural, el exceso de consumo, la escasez de recursos, la contaminación, la desigualdad social, y todo esto sumado, está teniendo unas consecuencias devastadoras si no se toman medidas urgentes.
Este modelo surgió en 1994, cuando tuvo lugar la Conferencia Europea sobre Ciudades Sostenibles, celebrada en Aalborg, Dinamarca. Durante esas jornadas, las ciudades y unidades territoriales firmaron la “Carta Europea de las Ciudades Sostenibles” conocida como Carta Aalborg”, que nacía con el objetivo de reforzar el compromiso entre ciudades por el cuidado del medio ambiente y el bienestar de quienes las habitan.
En dicha carta se mencionaron unos requisitos que se exigía a las ciudades sostenibles las cuales deben estar constantemente en construcción: en función de sus necesidades, cada una implementa sus propias soluciones, siempre y cuando busquen el equilibrio entre desarrollo y bienestar. Los requisitos más destacados para que la ciudad sea considerada ciudad sostenible son:
- Que disponga de acceso a recursos públicos básicos, esto es que los habitantes tengan acceso a una educación de calidad, sanidad, transporte público, recogida de basuras, seguridad y buena calidad del aire. Aspectos indispensables para sobrevivir y desarrollarse.
- Acciones de renovación urbana, constante y permanente.
- Renovación del espacio público: adaptación de calles, plazas, parques y espacio urbano al tiempo que se conserva patrimonio cultural y se incorpora en la ciudad moderna. Una apuesta por la sostenibilidad y la integración, no por el aislamiento o la jerarquización.
- Reducir las emisiones de CO2. Empleo de energías renovables, medios alternativos de transporte (buses eléctricos, trenes, bicicletas…) y viviendas que promuevan el ahorro de agua y energía.
- Comercio justo. Favorecer la compra local y de proximidad y las redes de personas productoras respetuosas con el medio ambiente.
- Triple R: reducir, reutilizar y reciclar. Se destaca la importancia del reciclaje y del consumo responsable para evitar que los recursos naturales se agoten con tanta rapidez.
- Vivir en tranquilidad. Mejorar la calidad de vida y vivir en tranquilidad es lo más importante de todo.
Aunque no lo parezca, en la actualidad las ciudades ocupan solamente el 3% de la superficie y aglutinan más de la mitad de la población. A pesar de ser un porcentaje ínfimo, se estima que consumen en torno al 75% de la producción de energía y generan un 80% de las emisiones de gases invernadero. Unas cifras que, si se sigue a este paso, no dejarán de disminuir y tendrán unas consecuencias irresolubles.
Las metrópolis son las principales contribuyentes al cambio climático debido a la forma en que producen, consumen y generan energía y movilidad. Su impacto es tan grande que ya existen los “refugiados climáticos” que en la actualidad suma la cifra de 140 millones de personas. Este concepto hace referencia a aquellas personas que se ven en la necesidad de emigrar a otro país por las consecuencias que el cambio climático ha tenido en el lugar en el que viven: sequía, inundaciones, aumento de temperaturas, crecimiento del nivel del mar, vivir en zonas urbanas donde tienen lugar catástrofes naturales y un largo etcétera.
Paradójicamente, las ciudades y las grandes urbes son problema y solución: aunque son las responsables del crecimiento económico y el cambio climático, también son las únicas que pueden reducir la huella ecológica, ya que podrán llevar a cabo la transición energética basada en la eficiencia y las energías renovables.
Objetivos de Desarrollo Sostenible, en 2016 la ONU se dio cuenta de que algo había que hacer para intentar mejorar la situación.
Así fue como surgieron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que, entre otras cosas, buscan:
. Reducir la pobreza.
. Proteger el planeta.
. Garantizar la paz y prosperidad de todas las personas.
Para llevar todo esto a cabo, es necesaria la implicación de todo el mundo: gobiernos, sector privado, sociedad y ciudadanos.
De todos los objetivos, el número 11 es el que busca que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Para ello, es preciso pasar por transformar la forma en que se construyen y administran espacios urbanos.
Tras la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP25) que tuvo lugar a finales de 2019, en España se modificó el Código Técnico de la Edificación con el fin de avanzar hacia una economía baja en carbono para el 2050:
Por un lado, las nuevas construcciones deberán mejorar la eficiencia energética de los edificios, garantizando la salud, el confort y la seguridad de todos los usuarios. Una de las opciones es apostar por la arquitectura bioclimática, es decir, una arquitectura sostenible que busca optimizar los recursos naturales y los sistemas de edificación para que el impacto en el medio ambiente y los habitantes sea menor.
Por otro lado, será necesario renovar el parque edificatorio, dado que los edificios residenciales y comerciales concentran el 40% del consumo de energía y el 36% de las emisiones de CO2.
La tarea es grande, pero entre todos lo podremos ejecutar.
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