Evitemos la polarización del avance
Evitemos la polarización del avance
Por: Juan Camilo Rojas Arias: Abogado candidato a Doctor, con Máster en derecho económico y políticas públicas e internacional (LLM), Especialista en derecho comercial con profundización en el área de derecho económico, internacional y de la administración pública.
Para nadie es un secreto la creciente tendencia de la posverdad o mentira emotiva en nuestra realidad y sus evidentes efectos sociales y políticos en cuanto a la manipulación de las masas, generando acciones que en nada benefician al agregado de la sociedad y, en cambio, sí propulsan agendas políticas particulares estructuradas sobre la polarización, el malestar general, las brechas sociales y la destrucción de valor económico como carta de desestabilización para el 2022.
Tal vez la primera cuestión por analizar es la crisis de identidad política de las agendas que se vislumbran al 2022, en esta vía, las posturas son inciertas y acomodaticias a la coyuntura y no a la evidencia. Hay sendos debates por desarrollar desde lo técnico y que deben abordarse desde lo político con agendas programáticas, tales como: la recuperación del empleo, la reconstrucción económica en un mundo post pandemia, el manejo de la deuda pública creciente que estará rondando el 70% del PIB para el 2022 y el estratégico rol de la innovación y la disrupción tecnología, asuntos últimos que se hallan en apuros.
Resulta francamente preocupante el avance de posturas políticas en contra de la innovación y del desarrollo tecnológico como medidas de defensa proteccionistas de un presente, que como ya hemos visto, es tan frágil como obsoleto, o de movidas politiqueras de obtener presupuesto público sin fundamentar su necesidad o de soportar su gasto con evidencia.
Cualquier cuestión puede estar politizada en nuestros días, es decir, ser debatible, ser apropiada por un persona, un partido político o capitalizarse como una jugada política a través de la generación de la emoción en la sociedad, buscando la aceptación de un colectivo como supuesto para la generación de un cruce de opiniones a gran escala a través de las posibles visiones de un tema. Actualmente, ese tipo de politización se ha dado en algunos casos en torno a cuestiones donde interviene la tecnología derivada de procesos de innovación (por ejemplo, el manejo de datos, la incursión de la tecnología en sectores regulados, la virtualidad, la flexibilización laboral de acuerdo a la evolución de los modelos de negocios empresariales en virtud de la habilitación de la tecnología por georreferenciación), efectos en sí mismos que no se producen en la misma innovación o en el desarrollo tecnológico pero si en sus efectos, en este margen, no cabe duda de que marcos habilitadores como la tecnología o la innovación pueden dar lugar a ser usados indebidamente para promover estrategias políticas.
Un factor crítico en este análisis es la facilidad con la que el desarrollo tecnológico o la innovación pueden politizarse debido a su inherente incertidumbre. La idea básica de estructurar un futuro apocalíptico –orwelliano – en torno a los alcances de la tecnología, fácilmente puede poner en entredicho su fiabilidad como elemento de desarrollo y bienestar social porque siempre existirá la duda real de su alcance y efecto a mediano y largo plazo.
En esta ausencia de certeza, una regla que jamás debemos olvidar es que la innovación o la tecnología, tanto en los ámbitos académicos, sociales, técnicos o políticos dependen de la falible lógica humana y de su razonamiento. Un fenómeno bien descrito es el sesgo de confirmación, esto es, la tendencia de un individuo a buscar información que confirme sus propias creencias y en esta vía a emplear más tiempo y esfuerzo contra argumentando y desestimando la evidencia que no se ajusta a su creencia que en la exactitud objetiva.
El sesgo por confirmación quizás es uno de los principales precursores de la polarización en los temas sociales, económicos y de la politización de la vida digital y física. Por ejemplo, quien crea que la innovación tecnológica está produciendo un cambio desafortunado de las condiciones laborales puede, en consecuencia, considerar deficiente cualquier evidencia que la innovación tecnológica crea más valor del que destruye en términos de bienestar y empleo – Ejemplo de posible evidencia en contrario: El informe Turning AI into concrete value: the successful implementers' toolkit, realizado entre casi 1.000 empresas de diferentes sectores alrededor del mundo, ha encontrado que el 83% de las empresas afirma que aplicar la inteligencia artificial está generando nuevos puestos de trabajo-, lo que le permite confirmar –falsamente- su creencia actual y amplificarla en la realidad virtual, la cual se refuerza en el algoritmo de la aceptación de quienes piensan igual, parcializando la realidad, creando manada, polarizando la necesaria unidad social y quizás afectando la toma de buenas decisiones de política en virtud de una presión pública desinformada.
Estamos en un momento donde la cautela debe ser la reacción principal, debido a que la realidad y su percepción asociada, especialmente en un mundo con interacciones físicas a la baja, se construyen, de forma inevitable, en muchos casos sobre la divulgación de ideas basadas en todo tipo de falsedades e intereses creados. Es posible ver la incitación a la violencia en los extremos de las opiniones, en donde la innovación y la tecnología pueden ser caballos de batalla política que se usan para destruir valor social o para detener su desarrollo en pro de agendas políticas sin visión social y sí con mucho de egoísmo y amor al poder unitario.
Al final de cuentas, la información es poder y la acción es cambio, depende de nosotros el rumbo que tomen nuestras conversaciones, decisiones y políticas.
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