Incertidumbre y política: Cuidado con el 2022
Incertidumbre y política: Cuidado con el 2022
Por: Juan Camilo Rojas Arias: Abogado candidato a Doctor, con Máster en derecho económico y políticas públicas e internacional (LLM), Especialista en derecho comercial con profundización en el área de derecho económico, internacional y de la administración pública.
Cuidado con el 2022 se ha vuelto la condición del hoy para pensar el mañana. Esta advertencia pasa por muchos matices y uno de ellos es la expectativa social acerca de la política, no es tanto las funciones a desarrollar, sino la política como mecanismo de vida en sociedad. Pensamiento que tiene que ver con el rol que va jugar la política con el cuidado, el bienestar y las expectativas al futuro, en este entender, la política debería recoger las principales necesidades de la sociedad y así facilitar la construcción de una respuesta óptima a través de programas políticos, ayudar en la construcción de agendas de gobierno en los niveles nacional y regional, entre otras deseables finalidades.
Este análisis necesariamente debe estar guiado por la conciencia de lo que la política puede hacer por el país y nuestra incertidumbre, aspecto hoy indispensable, dado que la incertidumbre es evidente en el diario vivir y con esto no quiero decir que ahora haya mas incertidumbre que en el ayer, solo que este presente mezclado por la pandemia, el desempleo y la inseguridad hace evidente un viejo conocido del devenir evolutivo del ser y del Estado: la incertidumbre. Solo que ahora es manifiestamente evidente y es mucho mas protagonista de las conciencias individuales y sociales, de esta forma, la política debe participar en las dilucidaciones que emergen en torno a esta experiencia de incertidumbre que tiene que ver, en términos generales al ser y a su entorno - incertidumbres biológicas y ontológicas-, es decir por el ser y su estabilidad y vida; por la economía y por la política en si considerada, a través de la duda electoral: ¿qué consecuencias trae nuestras decisiones a futuro de acuerdo con los ejes de incertidumbre descritos?.
Este marco de incertidumbre en torno a la protección de la vida, alienta y justifica las tendencias contemporáneas de biopolítica -bios = vida biológica y política –en términos de Hannah Arendt puede concretarse como el abordaje público de la condición mortal del ser humano, es decir, gestionar problemas en torno a la experiencia de vida y su corporalidad – bienestar físico: seguridad, alimento, techo, cuidad, salud – esta gestión política en torno al interés biológico a hoy será un aspecto estructural a desarrollar en las agendas políticas en una realidad postpandemia y de corrección de desperfectos derivados de la crisis económica, del desempleo y de los estados de salud generalizados en la población, todo lo cual esta encaminado por un sentimiento profundo de miedo al mañana.
En tal marco de realidad tan convulso y difícil necesitamos eliminar el ruido. La política que se alimenta de la palabra solo se escucha en silencio, en el simbolismo del ágora, de la plaza pública, de forma que el mejor camino de previsión para el 2022 es limpiar nuestra realidad de los ruidos que no nos deja escucharnos.
Quizás es ilusorio en una sociedad per se ruidosa abogar por una quietud deseable que le permita a la política rescatar la racionalidad del influjo de las emociones y las pasiones como regla de opinión, esencialmente en un momento donde estamos gobernados por las emociones y las noticias inmediatas que apelan a la emoción, de esta forma, la acción y el control – o descontrol- viene del miedo no de la razón. De esta forma, debemos ser conscientes que el caos solo se puede combatir con orden y razón no con emoción y ataque.
En suma, para disponernos a cuidarnos sobre el 2022 debemos reconocer que el dialogo tiene un principio fundamental con la escucha, no con el ruido de la expresión hablada. Sino aprendemos a escuchar, nuestra base socrática de funcionamiento político no tiene futuro, condenándonos a una incertidumbre eterna con todas las decisiones subóptimas que subyacen actuar bajo el miedo y no la confianza.
Si para algo ha de servir el dialogo es para agitar conciencias, facilitar la cooperación y para construir visiones opuestas bajo propósitos comunes. Una sociedad que no cuestiona lo que ve y lo que observa esta condenada al dogmatismo y por consecuencia a ver limitada su realidad a la creencia univoca de su convicción, de esta forma, el dialogo y establecer propósitos comunes nos evitaran caer en reduccionismos dogmáticos, que necesariamente nos van a llevar a las viejas disyuntivas de rojos o azules, paz o guerra o mercado y Estado. Creo que debemos superar nuestra visión sectaria y dominadora de nuestro dialogo social, por una visión que edifique y no destruya con el fin de permitir una construcción colectiva bajo evidencia y con un claro enfoque de bienestar colectivo.
Así las cosas, cuidado con el 2022, todo nace por no escuchar al otro.
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