METRO ELEVADO O SUBTERRÁNEO: Lo perfecto es enemigo de lo bueno.
METRO ELEVADO O SUBTERRÁNEO
LO PERFECTO ES ENEMIGO DE LO BUENO
Por: Ing. Abdón Sánchez Castillo -Master of Business Administration (MBA) Universidad de los Andes.
Muchos nos preguntamos: ¿por qué ningún país latino americano ha logrado alcanzar la categoría de país desarrollado? Quizá parte de la respuesta radique en la excesivo egoísmo o falta de altruismo o empatía con nuestros compatriotas, que se evidencia con mayor fuerza en el comportamiento de nuestros dirigentes políticos.
Es difícil creer que la construcción del metro de Bogotá, propuesta inicialmente por el alcalde Jorge Gaitán Cortés en 1963, no comenzara hasta 56 años después, en 2019, cuando el alcalde Enrique Peñalosa, por fin, firmó el contrato para la primera línea. El costo del proyecto, estimado en 12,94 billones de pesos de 2017, será financiado en un 70% por la Nación y en un 30% por el Distrito. Su construcción se inició en el 2022.
Es aún más difícil de creer que el actual presidente, Gustavo Petro, proponga modificar el contrato para volver subterráneo el tramo de la avenida Caracas, que fue diseñado y contratado elevado. Según datos suministrados por la misma firma APCA Transmimetro que se ganó la licitación, este cambio podría tener un sobrecosto de entre 6 y 17 billones de pesos adicionales, y una extensión en el tiempo de ejecución de hasta 7 años.
Es importante señalar que el cambio de metro elevado a subterráneo y su sobrecosto asociado no significa mayor capacidad de transporte de pasajeros, o disminución significativa de costos operativos. Su efecto real sería desde el punto de vista estético o ambiental, ya que el elevado implica construir la línea del metro en una plataforma elevada, cuyo impacto visual es significativo, sin que esto necesariamente sea negativo.
Además del metro de Medellín, el cual es elevado, en el mundo también se tienen otros ejemplos famosos y exitosos de trenes elevados, como lo son: el Metro Elevado de París, el Elevado de Queens en New York, el Metro elevado de Berlín, el Metro de Sao Paulo, el Metro de Chicago, el Metro de Vancouver, el Metro de Londres, entre muchos otros. Un metro elevado permite a sus pasajeros disfrutar de la arquitectura de una ciudad, y hace mucho más agradable el viaje.
En mi opinión, el paso del metro elevado por la Caracas no tendrá un impacto negativo ambiental o estético. La avenida, en su estado actual, deja mucho que desear. La mayoría de las viviendas y negocios a su alrededor han sido víctimas del grafiti, que ha desfigurado sus puertas y paredes. La suciedad, agravada por la presencia de indigentes, ha tomado muchas de las casas abandonadas, sinónimo de pobreza e inseguridad. Esta situación no tiene nada que ver con la estética o conservación histórica de la ciudad.
Todo lo contrario, creería que la infraestructura del metro le podría dar una nueva oportunidad transformar dicha vía, volviéndola más atractiva, moderna y segura.
Una de las razones fundamentales para la construcción de sistemas de metro subterráneo, además de consideraciones estéticas y ambientales, es evitar interrupciones significativas en la movilidad del transporte en la superficie durante los años de construcción. Estos sistemas subterráneos permiten minimizar los traumatismos y las congestiones en la infraestructura de transporte en la superficie, garantizando un flujo más fluido de tráfico y facilitando la vida cotidiana de los ciudadanos durante el proceso de construcción.
En Bogotá ya estamos bastante acostumbrados a las permanentes y eternas obras, que se ven por toda la ciudad, durante cada uno de los gobiernos de turno, muchas obras sin justificación o necesidad real o evidente. Soportar un trancón por una obra tan importante como lo es el metro, es un sacrificio que sin duda todos estamos dispuestos a hacer, sin importar si vamos en bus, en Transmilenio o en vehículo particular. Por lo tanto, esta razón tampoco justifica un sobrecosto de más del 50% y 7 años más de espera.
Por último, nos queda por analizar el aspecto jurídico del proyecto, ya que hacer una ampliación de más del 50% del contrato, como sería este caso, constituiría una violación a la ley de contratación estatal, lo cual en principio es inviable y con altos riesgos jurídicos para quienes se atrevan a firmar dicha ampliación, además de dejar un aire de sospecha, suspicacia e incomodidad, ya que se estaría adjudicando un contrato de más de 7 billones a un solo contratista, sin que hubiese puja o competencia de precios y de tecnología con otras firmas.
En su discurso de victoria, el alcalde electo de Bogotá, Carlos Fernando Galán, anunció que la construcción del metro de Bogotá seguirá adelante según lo establecido en el contrato. Esta determinación indiscutiblemente representa la opción más acertada para la ciudad en todos los aspectos. Como bien expresó el filósofo francés Voltaire: “La perfección es enemiga de lo bueno”.
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