Su papá se murió

Civil

Su papá se murió

Su papá se murió

 

Por Dalia Hernández

Dalia@garciayhernandez.com

 

Con una frase lapidaria suele comenzar una temporada de incertidumbre, ires y venires y “destapes” familiares. Salen a la luz infidelidades, los hijos extramatrimoniales, las rencillas entre hermanos, los conyugues interesados, los primos consejeros, los padrinos repartidores y, quiéranlo o no, lo normal es que reine el caos, con una buena dosis de gente diciéndole que hacer, de qué cuidarse y cómo jugar para salir victorioso en lo que se viene.

Cuando un padre fallece (y me refiero también a la madre) la dinámica familiar se altera inmediatamente. Incluso el plan de almuerzo del próximo domingo suele tornarse una sin salida porque falta un elemento esencial de la ecuación.

¿Qué hacer ante la conmoción? ¿Qué hacer cuando las emociones se disparan y se sientan en el timón del conductor en medio de una tormenta química?

Bueno, quienes han pasado por ahí entenderán a lo que me refiero. Quienes no, pueden se ríe algo muy parecido al terror de sólo imaginarlo. En nuestra cultura hablar de la muerte es un tema vetado y lo es aún más si se trata de hablarla con un sentido de planeación y practicidad. Eso no se dice “eso es llamar la muerte” podría decir alguna abuela. 

Más allá de aspectos tácticos como que es más económico alquilar el ataúd que comprarlo (si se opta por la cremación), usted debe saber al menos tres cosas.

  1. Es importante tramitar el registro civil de defunción porque es la forma legal de acreditar que su ser querido falleció y en adelante le será solicitado siempre que quiera adelantar un trámite relacionado con la sucesión. Vale la pena solicitar algunas copias adicionales, pues puede necesitarlas.
  1. Es posible “disponer” de los recursos que su familiar tenía en cuentas bancarias sin tener que esperar a un juicio de sucesión. También puede disponer de recursos depositados a término (CDT) que se vayan venciendo. La Superintendencia Financiera de manera periódica emite una circular donde fija los montos máximos.

Y acá es importante recordarle que la forma en la que usted le acredita al banco que es hijo de su papá o su mamá es su registro civil de nacimiento. Entonces debe buscarlo (si lo tiene guardado hace un tiempo no se vence) o solicitarlo en la notaría donde lo registraron.

Presta atención a los detalles. Suele pasar que en su registro civil el nombre de su papá o su mamá no salga tal cual figura en la cédula de ciudadanía es común encontrar cosas como Ana M. de los Ángeles, en vez de ser Ana María de los Ángeles (completo) o que figuren apellidos de casada como Rosa Pérez de García, cuando el apellido de casada no se acogió legalmente y la cédula dice Rosa Pérez Torres.

Si encuentra alguna de estas diferencias, toca empezar por ahí, solicitando la corrección del dato en el registro civil para que todo coincida tal cual como figura en el registro de defunción.

  1. También es posible hacer retiros con la tarjeta del cuentahabiente fallecido si se tiene bajo custodia el plástico y se conoce la clave. En vida, el dueño de la cuenta adquiere la obligación de custodia de los mecanismos que habilita el banco para seguridad. Si opta por entregar el plástico a un tercero (el hijo, por ejemplo) y le revela la clave (lo suelen hacer los pensionados) de alguna manera lo habilita para poder disponer del dinero.

Será discutible si ese mandato se mantiene más allá de la muerte, pero la realidad suele exigir disponer de ese dinero para atender asuntos propios de la crisis, cualquier que sea. Entonces, si lo hace, ocúpese de guardar los recibos y constancias de todo, para rendir cuentas si son exigidas por los herederos.

Más allá del entrenamiento legal que todos deberíamos tener sobre fallecimientos y sucesiones, déjeme cerrar contándole que una noticia de esta magnitud desencadena la liberación de ciertos químicos cerebrales que pueden durar en el organismo hasta seis meses, por lo que es normal sentirse diferente e incluso más allá de triste algo trastornado.

Por favor, sea compasivo con usted mismo y no se exija imposibles. No tiene que estar bien en un par de días y tampoco tiene que resolverlo todo en unas semanas, tómese el tiempo de sentir y luego sí siéntese a resolver.


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